viernes, 2 de agosto de 2013

Alemania, una posición de fuerza


En España, el señor Rubalcaba exige la dimisión del actual presidente, a quien considera “un lastre para este País”, puesto que “no puede hacer frente a la situación gravísima de España”. El presidente, señor Rajoy, lleva al frente del gobierno algo más de un año, tiempo, por cierto, insuficiente para poder enderezar la penosa situación por la que atraviesa España. Un ‘cabás’ tan grande de excrementos malolientes, que ha tardado varios años en generarse, no se puede liquidar tan fácilmente como cree tan afamado señor.

Su simpleza es tan grande que no llega siquiera a pensar, que la situación actual de España, al igual que la de parte de Europa y del Mundo, es tan sumamente turbia –norte de Africa, entre otros-, que se pueden necesitar muchos años, para alcanzar la estabilidad que había en el año 2005 y para el caso de que se logre, habrán tenido que cambiar tantísimas cosas, que precisamente por eso, se me antoja muy dificil de conseguir. Señor Rubalcaba, está usted en un estado de soñera modorril, que no atina a ver la realidad. Mire, cuando se sueña se está dormido y ya es hora de que despierte y observe de una vez la situación tan dramática en la que vivimos y convénzase de que esto, igual no lo arregla ni San Pedro.


Pero lo que llama en gran manera la atención es observar como un País, que poco ha estaba totalmente destruido, y de esto hace unos 65 años, hoy se encuentre a la cabeza de Europa, y además con mucha diferencia, mientras la mayoría de los Paises se encuentran en una incipiente bancarrota. Alemania (Deutschland) es hoy, sin duda alguna, el árbitro de Europa.


Pero un pasado muy triste, al volver la espalda, se otea en el horizonte . Allí se puede ver destrucción, miseria, hambre y muerte, que ha tenido que sufrir el pueblo alemán por culpa de sus dirigentes. Esa ralea impresentable de individuos, detentores de ambiciones ilimitadas, que llevan a sus pueblos a situaciones tan sumamente perniciosas, que si unos años antes alguien hubiese sugerido la posibilidad de que éstas se produjesen, se le habría tratado de “Μάντι κακῶν” (Homero  Iliada I, 106). Pero estas cosas, aunque no se prevean, ocurren y seguirán ocurriendo. ¡Ojo, con ciertas tendendencias que pululan en nuestro País!


Además, después de la Gran Guerra, los vencedores declararon responsable de la contienda a Alemania, aplicandole unas condiciones durísimas en el Tratado de Versalles, por las que tuvo que pagar importantísimas sumas de dinero.


Tras noventa y dos años, y concretamente el día 3 de Octubre de 2010, el Gobierno Alemán ha aprobado una partida por 69,9 millones de Euros, destinada al último pago de los intereses de la indemnización, con que había sido sancionada Alemania como responsable de la Gran Guerra.


Tuvieron que cargar con toda la culpa, a pesar de que el firmante por parte de Alemania del Tratado de Versalles se negó a reconocerlo, según el propio conde Ulrich Brockdorff von Rantzau, ministro de exteriores en esas fechas, siempre consideró que hicieron una guerra defensiva.


La guerra terminó 11-11-1918 y hasta el día 22-06-1919 no se firmó el Tratado de Versalles. Durante este largísimo período de tiempo, se produjeron en Alemania varios centenares de miles de muertos, sobre todo niños, mujeres y ancianos, por falta de alimentos debido al bloqueo y a la presión, que sobre sus habitantes ejercieron las inhumanas fuerzas vencedoras.


Si bien el 3 de Octubre de 2010 Alemania manifestaba, haciendo efectivo el último pago, que no se olvidaba de sus deudas. Es muy posible que, al comtemplar la situación económica por la que pasa actualmente Europa, hayan pensado en no desaprovecharla. Efectivamente, podrían considerar que si ellos han pagado por las cuantiosas indemnizaciones de la guerra, es más que justo que si tiene que ayudar al resto de Europa, sea a cambio de la preceptiva factura, en la que tratarán de meter la uña cuanto puedan, pero muy mucho habrían de ensañarse para llegar a las despiadadas condiciones soportadas por ellos.


Las humillantes condiciones de este tratado, impuesto a la fuerza, -los alemanes no estuvieron presentes en la conferencia de Versalles-, les pusieron las condiciones sobre la mesa y se les obligó a firmar. Además eran imposibles de cumplir, según los peritos de la época, y contemplaban entre otras, las siguientes clausulas: entrega anual de 44 millones de Tm de carbón, 371.000 cabezas de ganado, la mitad de la producción química y farmacéutica, la totalidad de cables submarinos, etc., durante 5 años; expropiación de la propiedad privada alemana en los territorios y colonias perdidas; el pago de 132.000 millones de marcos-oro alemanes, una suma que Alemania no podía pagar y que muchos economistas en el momento consideraron excesiva, ya que significaba más que las reservas internacionales de Alemania, que según muchos autores causó la posterior hiperinflación. Esta llegó el 30 de Octubre de 1923, a alcanzar la superescalofriante cotización de 6 billones de marcos por 1 dolar , cuando en 1914 el dólar apenas superaba los 4 marcos.


Las condiciones fueron tan abusivas que en 1923 Alemania no pudo hacer frente a los pagos y tuvo que soportar la invasión de las cuencas mineras de Ruhr por parte de un contingente de tropas francesas ,belgas y holandesas. Entre la soldadesca francesa había negros de Senegal, lo cual produjo una enorme indignación.


Todos estos abusos junto con la dismilitarización y la culpabilidad de la Guerra, fueron principalmente el gérmen de la II Guerra Mundial. En efecto, el descontento y el deseo de venganza era patente entre la población, que no tardó en desembocar en una nueva crisis.


Después de lo que ha tenido que tragar el pueblo alemán en el pasado, por lo que hicieron sus descerebrados dirigentes. Gracias a su laboriosidad y gran sentido de superación han conseguido encumbrarse de nuevo, y de la nada, pues tal vez menos que eso tenían, y situarse en una posisión de privilegio dentro de Europa. Cualquier otro País, con la hiperinflación que llegó a a tener Alemania en Octubre de 1923, no habría conseguido salir del pozo ni en 1000 años.


Creer que Alemania ha olvidado el triste pasado al sometimiento y la humillación, que se le impuso por el Tratado de Versalles es una quimera. Seguramente, habrán pensado que por fin les llega de nuevo otra posibilidad, esta vez incruenta, de apretar bien las tuercas y meter en cintura al resto de Europa.


Alemania y el pueblo alemán, que ya eran motivo de odio después de la Gran Guerra, comprobaron como, al término de la II Guerra Mundial, este odio se había acrecentado todavía más.


Ahora Alemania podría, o lo está haciendo ya, destrozar las economías de la mayor parte de los Estados Europeos a poco que se lo propusiese. Las podría someter a un ahogamiento lento, pero constante. Para ello, tan solo tendría que cerrar el grifo, en lo que se refiere a comprar deuda, y en refinanciar la que ya posee a un interés mucho más alto. Habrá quien piense que esto no sería muy ético y que ocasionaría perjuicios imprevisibles en casi toda Europa. Pues bien, esta práctica (refinanciar la deuda de este modo) es la que vienen desarrollando, de un tiempo a esta parte, la mayoría de los bancos españoles, con el asentimiento permisivo de las autoridades monetarias españolas y europeas, y de ahí, que tengan atados de pies y manos tanto a particulares como a empresas, con el consiguiente ahogo económico, del que ya veremos, cuando se sale.


El mango de la sartén ha cambiado de mano y hoy por hoy, aunque nos duela, lo cierto es que Alemania está en una posición de fuerza.




mateo corso